A veces pienso que lo cotidiano de la vida es lo que la hace especial.
Levantarme y tomar mi desayuno; buscar la mermelada y hacerme una tostada; almorzar discutiendo y leer un libro en silencio; comer un helado; mirar una peli; dar una vuelta; sentir el abrazo de quien mas queremos...
Hoy pensaba eso. ¿Qué sería de nuestra vida si a la persona que más queremos no la podemos tocar porque le quitamos la vida? Aunque inverosímil la pregunta, es algo que me pone la piel de gallina imaginarme una respuesta.
Y ahí es cuando uno piensa y si el "te toco y que no vuelva" fuera cierto... qué pasaría?
Situaciones extremas... Puntos límites. Nos devuelven la vida, porque gracias a ellos, valoramos lo que tenemos y también lo compartimos.

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