miércoles, 23 de septiembre de 2009

CRIMEN Y CASTIGO


Nada como la naturaleza misma para marcarnos la verdadera justicia sobre nuestros propios excesos que auguran con no tener fin.
Pero el placer de lo vivido no quita nuestro propio destino. Aunque el pecado sea pequeño, su raíz es profunda. Y aunque pasada la culpa, y parezca que el crimen haya quedado impune, sobreviene la justicia, esa que silenciosa y eficiente nos revela nuestros propios vicios.
El castigo? Maquillaje y sombrero, porque a partir de hoy: BARROCUTINA.

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